Uno de los lugares históricos del barrio de Liniers es el santuario de San Cayetano, quizá el santo católico más popular que reúne a miles de creyentes todos los 7 de agosto, así como también el séptimo día de cada mes. La capilla mantiene sus puertas abiertas durante todo el año, y cuenta con un servicio social vinculado a la atención de necesidades sociales y capacitación para distintos oficios, una escuela y un ateneo.
A partir de los fieles y peregrinos que acuden al lugar para “agradecer, pedir y rezar”, según cuenta una pareja que sale de San Cayetano, la Capilla ha tomado una popularidad que se refleja en los puestos comerciales cercanos: desde santerías y librerías sobre la temática hasta lecturas de manos. Allí, a media cuadra de la estación del tren, se entrecruza la esperanza y la desesperación, el agradecimiento, las tradiciones y las costumbres.
Es que el santo del trabajo convoca muchísimos fieles, sobre todo en la peregrinación del 7 de agosto, que se convierten en potenciales consumidores de recuerdos de su visita.
Promesas, pedidos, agradecimientos y tradición se entrelazan en la entrada al santuario.
De visita por el lugar, un grupo de personas nos cuenta su experiencia, y las causas por las cuales se acercan a Liniers. Sobre el día del santo, una de las asistentes del lugar explica cómo “se agranda la familia”.
Música: La Mississippi y Peteco Carabajal.
Además, desde la escuela, el ateneo y los servicios sociales que ofrece, San Cayetano constituye un punto de atracción y de disparador cultural en la comunidad de Liniers.
Emilce, vecina del barrio explica el significado del santuario para el barrio y asegura que le da "una dinámica distinta".
Más información: Ir al sitio del Santuario de San Cayetano
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