Cosas del barrio

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sábado, 22 de octubre de 2011

Las mil casitas de Liniers

Construido en 1924, el barrio municipal fue un reflejo de las políticas peronistas que beneficiaron a los empleados del Ferrocarril del Oeste; a cientos de familias que aspiraban a la conciliación de clases, de la mano de pintorescas viviendas sociales que resultaron unificadoras. Un siglo después, la fachada de cada una de ellas adquirió identidad propia pero el espíritu del barrio sigue intacto: un refugio para quienes, con menos recursos, mantienen “el sueño de la casa propia”. Antes y después de un rincón que es modelo de la transformación social porteña.


En el oeste de la Ciudad de Buenos Aires, dentro de Liniers, existe un sub barrio, conocido como “Las mil casitas”. Se trata de un grupo de viviendas municipales que fueron construidas a partir de 1924, por una ordenanza de la intendencia porteña (entonces a cargo del Dr. Carlos Noel), que llamaba a la creación del bariio Falcón-Tellier, como fue su nombre formal.


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Según explica Ignacio Messina, vecino y autor del libro Liniers, Contame tu historia, las primeras casas se edificaron sobre la manzana comprendida entre las calles Ramón L. Falcón, Carhué, Cosquín e Ibarrola. Luego, el barrio se extendió hasta la calle Tuyutí, y, posteriormente, hasta Boquerón. Basta mirar el plano del barrio para notar que el ejido se dio en un sinfín de pasajes angostos y paralelos (todos con nombres de aves autóctonas) que conformaron una estética muy particular.
Se trataba de casas de dos plantas, todas con la misma estructura, de 8,66 de frente por 8.66 metros de largo, con el mismo diagrama de las que se habían realizado previamente en los barrios sociales de Flores y Floresta. Se caracterizaban por tener ventanas altas y alargadas, puertas finitas, dos habitaciones y dos baños, y un entrepiso que servía como baulera.
Si bien originalmente la idea de la Municipalidad y la Compañía de Construcciones Modernas, encargadas de su desarrollo, era armar petit hoteles inspirados en casonas holandesas, por la gran demanda, se resolvió adjudicarlas a través de sorteos mediante escribano público. La comisión a cargo de esta distribución se denominó “Comisión de Casas Baratas”, por lo que pronto se conocería a la zona como “las mil casitas baratas”.
Sin embargo, y aunque se trataba de un barrio social integrado por familias de trabajadores, en sus inicios sus habitantes eran conocidos como “pitucos de Las Mil Casitas” por los obreros que habitaban las zonas aledañas, según explica Messina en su libro.
El destino de este barrio cambiaría rotundamente luego de la crisis del 30, cuando la constructora tendría que retirar sus aportes y el complejo edilicio quedaría en manos de la Municipalidad., que obligó a los compradores a firmar un nuevo contrato que fijara nuevos valores a las cuotas de los créditos de vivienda.
A partir de los 60s, con un avance de la economía, las familias que habitaban el barrio ahora llamado municipal, comenzaron a reformar sus casas, de modo de distinguirlas de las de sus vecinos y adaptarlas de acuerdo a sus propias necesidades.
Las fachadas fue lo primero que se cambió: se pintaban los frentes, se adaptaban las ventanas para que tuvieran una forma cuadrada y más amplia que la alargada habitual. En algunos casos hasta se optó por plantar enredaderas que cubrieran por completo la fachada. También se realizaron reformas más estructurales, como el techado la ampliación de terrazas y, con la llegada masiva de los automóviles, se optó por transformar en garajes muchos de los livings de la planta baja.
Sería a partir de los 90s que el barrio empezaría a sentir los primeros cimbronazos de la inseguridad y se comenzaría a incorporar rejas en ventanas y frentes, puertas blindadas y alarmas en la mayoría de las casas. Este nuevo panorama que se refleja en la estética de las fachadas de estas casas, es denunciada por agrupaciones de vecinos.
Pero más allá de que el barrio cambió mucho, sigue funcionando como un refugio para las familias de clase media trabajadora que, pese a los vaivenes de la economía, todavía sueñan con vivir en un barrio tranquilo, donde sus hijos jueguen en la vereda, y todos disfruten del sueño de la casa propia.

En primera persona
Zulema Álvarez y Mónica Rodríguez, dos vecinas del barrio municipal, cuentan su historia:




Si queres conocer más del barrio, pasá por nuestra galería de imágenes:
Mil Casitas

8 comentarios:

Error, dice "Construido en 1924, el barrio municipal fue un reflejo de las políticas peronistas". Imposible, el peronismo no existía en aquel entonces, el intendente Noel era radical.

ESTOY EN PROCESO DE REsTAURACION DE UNA DE ELLAS Y QUISE CONOCER LA HISTORIA.ME DA MUCHO GUSTO CONOCERLA Y SABER DONDE ESTOY PONIEDO TANTO ESFUERZO DADO QUE ESTABA DESTRUIDA,PERO CON AMOR E INTENTANDO NO CAMBIAR NADA DE SU ORIGINALIDAD,ME SIENTO MUY A GUSTO.SALUDOS

No fue época de Perón! Vivo en una de ellas, ya casi ninguna está original. Tampoco tenían 2 baños, solamente uno en la planta baja.

Perdón, tampoco son de 8,66 x 8,66, tienen 8,66 x 12.

estaba por comentar lo mismo... cualquier cosa escribieron acá!

Totalmente de acuerdo. No puede ser de la época de Perón. Las medidas son incorrectas. Tuve un amigo que vivía en una de esas casitas y solía ir a estudiar con el. Año 1966.

Hola, la mayoría de las casitas tienen terrenos de 8,66 x 8,66, algunas como las de Robbiani (Atenzo) son de 12 x 8,66 y creo q hay más, otras como las de Caruhe al 300 tienen salida a dos calles... hay de todo pero se entiende la idea de terrenos pequeños

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